viernes, 22 de mayo de 2015

Conclusiones

La falta de sueño afecta a los adultos y a los niños, también. Al igual que los mayores, los niños también sufren las consecuencias de los trastornos del sueño. No conseguir dormir les puede hacer pasar un día terrible, en familia, entre amiguitos o en la escuela.
La falta de sueño continuada puede alterar el estado de ánimo y las capacidades motoras y cerebrales de los niños. Normalmente, durante el primer año de vida de un bebé.
La falta de sueño afecta a su actividad cerebral, alterando la memoria, el lenguaje y los procesos de solución de problemas. 
Los Trastornos del sueño infantil pueden dar lugar a problemas de conducta y fracaso escolar. Descansar poco también distorsiona el conocimiento lingüístico, las reglas gramaticales y la ortografía. 
Por todo lo anterior, hay que enseñar a los niños hábitos saludables de sueño y permitirles que duerman por lo menos nueve horas cada noche para así poderles aseguran un desempeño escolar óptimo.  No cansar a los niños con tareas excesivas, como actividades y compromisos extraescolares, si éstos pueden privarlos del sueño necesario. En este sentido, parece recomendable establecer rutinas horarias que posibiliten que los niños, y por extensión sus padres, tengan tiempo suficiente para hacer los trabajos y tareas individuales cada jornada, de tal manera que no estén despiertos más allá de la hora de acostarse.
 En definitiva, sería bueno establecer una hora regular para ir a la cama y respetarla. Una hora específica para acostarse facilita que el niño duerma el número de horas requeridas. Por tanto, es necesaria una mayor racionalización de los horarios en la vida personal y escolar del niño. Esto es primordial para el desarrollo del mismo, ya que influirá en su proceso vital y evolutivo. 

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